Los soberanos del imperio de la “Ciudad Eterna”: los emperadores romanos
El reino de Augusto marcó el inicio de la tercera (y última) fase de la estructura política romana, el Imperio. Las dinastías de los emperadores gobernaron el Imperio romano durante casi 500 años. Entre los líderes “divinos” había de todo: generosos y malvados, crueles y benévolos, inteligentes y algunos con deficiencia mental. Pero, sin importar su carácter, todos dejaron su huella en la historia de Roma.
El Imperio romano
El imperio alcanzó su máxima extensión territorial a principios
del siglo II d. C., durante el reinado de Trajano. Se extendía desde el océano Atlántico a la península arábiga, y desde Britania a Egipto. El mar Mediterráneo pasó a ser el “Mare Internum” del imperio.
El Coliseo
El anfiteatro más grande de Roma se comenzó a construir durante el reinado del emperador Vespasiano y se inauguró en el año 80 d. C. durante el reinado de Tito. Las celebraciones de inauguración incluyeron la masacre de miles de animales salvajes.
Las inscripciones del arco de triunfo
La inscripción del arco de triunfo pone: El senado y pueblo romano (lo dedican) al divino Tito Vespasiano Augusto,
hijo del divino Vespasiano.
El arco de Tito
Los arcos de triunfo eran una característica de la arquitectura romana. Normalmente se construían para conmemorar una persona o victoria militar importante. El arco de Tito, que se encuentra a la entrada del Foro Romano, conmemora las victorias del emperador. El arco de 15 metros de altura y 13 metros de anchura se construyó durante el reinado de Domitianus, el hermano pequeño de Tito.
El emperador Tito
El hijo del emperador Vespasiano, Tito, era el segundo emperador de la dinastía Flavia. Su reinado fue breve, y duró desde el 79 al 81 d. C. Los historiadores lo representaban como
un líder muy popular, pero probablemente exageraban sus méritos.
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